En algunas ocasiones, cuando los padres detectan que sus hijos comienzan a ir peor en los estudios o a tener mayores dificultades, inician una peregrinación de visitas médicas y no médicas para tratar de ponerle remedio cuanto antes, ya que saben de la importancia de resolverlo pronto y así minimizar daños. Se puede comenzar la peregrinación con el profesor o tutor, el cual puede recomendar algunas acciones, después podemos continuar con el pediatra, que puede pedir algún análisis de sangre para ver hormonas tiroideas y otros factores que pueden estar relacionados. En ocasiones se recomendará una visita con el neuropediatra para asegurar el adecuado desarrollo de nuestro hijo. A menudo se puede realizar una valoración neuropsicológica completa, que puede indicar qué puntos débiles debemos corregir. Podemos realizar un peregrinaje eterno pero, ¿Se presta atención al sueño? ¿Puede tener importancia? La respuesta es rotundamente sí. Infinidad de trastornos del sueño se pueden presentar durante la etapa escolar de nuestros hijos, y prácticamente todos tienen algo en común: pueden manifestarse como problemas de atención/concentración, llevando a mal rendimiento. Un mal descanso o sueño no reparador puede estar motivado por distintas patologías, siendo algunas de las más frecuente las siguientes:
Cada uno de estos trastornos que se han enumerado someramente tiene su propio tratamiento, mejorando con su resolución la atención, concentración y por ende su rendimiento académico.
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