Aunque la idea general que aún hoy en día muchos tienen del paciente con apnea, muy extendida entre la población y también entre el colectivo médico, es de un paciente varón de más de 50 años, con sobrepeso y cuello corto, sabemos que existen diferentes fenotipos en esta enfermedad. Puede afectar también a población infantil y también a la mujer. En la mujer, la manera de presentación es algo diferente a en el hombre, haciendo que en ciertas ocasiones llegar a un diagnóstico correcto se demore, con las consecuencias que esto tiene sobre la salud.
En el hombre, los síntomas cardinales de esta patología son: ronquidos durante el sueño, a veces apneas presenciadas y somnolencia diurna excesiva. En cambio, en la mujer, es muy frecuente que la apnea se presente con otros síntomas durante el día, que incluyen tendencia al ánimo bajo, ansiedad, irritabilidad, insomnio, fatiga y cefaleas. Es muy importante diferenciar la fatiga de la somnolencia excesiva. La fatiga implica exclusivamente una falta de energía durante el día, no un exceso de somnolencia con “crisis” de sueño durante el día.
La apnea del sueño en la mujer es más frecuente una vez alcanzada la menopausia, debido a los cambios físicos secundarios a los cambios hormonales. Por ejemplo, existen cambios en la distribución de la grasa corporal, que en relación con la menopausia suele ser más central, favoreciendo la colapsabilidad de la vía aérea. La menopausia también es un periodo en el que pueden aparecer con frecuencia otros trastornos del sueño, además de la apnea (23). Prestar atención a las individualidades y peculiaridades de ciertos trastornos del sueño es imprescindible para poder alcanzar el diagnóstico e iniciar el tratamiento cuanto antes, recuperando así una adecuada calidad de vida.
Información y actualidad para pacientes y profesionales