Por pocos es conocida la relación entre el sueño y el cáncer. Vamos a analizarlo en dos direcciones:
Los pacientes que padecen cáncer presentan con mayor frecuencia problemas de sueño. Durante el proceso diagnóstico y terapéutico de un proceso oncológico aparece preocupación, ansiedad, miedo, y muchas otras emociones que pueden producir insomnio o mala calidad de sueño. En otras ocasiones, ciertos tratamientos empleados para el tratamiento del cáncer tales como la quimioterapia, puede favorecer el desarrollo de otras patologías, como polineuropatía o daño de los nervios, que puede manifestarse como dolor o quemazón de las extremidades, predominantemente en la noche. También algunos procesos oncológicos asocian dolor, que puede interferir con un buen descanso.
Los trastornos del sueño pueden favorecer la carcinogénesis y aumentar el riesgo de presentar tumores. Durante el sueño tienen lugar procesos inmunológicos exclusivos. El sistema inmunológico, además de protegernos de infecciones, también es capaz de detectar y destruir células anómalas en nuestro organismo, es decir, células cancerígenas, y así mantenernos sanos. El insomnio y la mala calidad de sueño afectan a nuestro sistema inmunológico, lo cual puede conllevar a que esta tarea de células anómalas no se lleve a cabo correctamente, aumentando el riesgo de presentar tumores o cáncer.
