Cambio de hora de otoño, ¿cómo me puede afectar?

El cambio de hora se produce dos veces al año. El reloj se adelanta una hora en primavera y se vuelve a retrasar en otoño. Este cambio afecta a nuestro descanso dado que se desincroniza de forma brusca y artificial nuestro propio ritmo biológico, el ritmo circadiano, del reloj social marcado por el horario de la región donde nos encontramos. Debido a esta desincronización se desajustan nuestros ritmos, no sólo del ciclo de sueño y vigilia si no también de otras actividades fisiológicas como nuestro apetito o procesos cognitivos.

Algunas personas pueden tener dificultades para adaptarse este cambio y poder llevar a cabo todas las actividades de su vida diaria con una posible afectación del estado de ánimo y del rendimiento laboral y académico.

¡Buenas noticias! El cambio de horario de otoño es más fácil de adaptar debido a que partimos de ganar una hora de sueño y hay una mayor exposición de luz durante la mañana que ayuda a volver a sincronizar nuestro reloj biológico, adaptando más rápidamente nuestro ciclo de sueño vigilia.

En algunas personas este cambio puede afectar en mayor medida, principalmente en aquellas que ya tienen una tendencia a acostarse temprano. Puede ser molesto para personas mayores debido a que pueden despertarse mucho antes de lo que desearían. En ese caso, recomendamos realizar una actividad tranquila fuera de la cama (leer, hacer crucigramas o sudokus, coser) y evitar quedarse en cama estando despierto. En pocos días volverán a la normalidad.

En personas que duerman menos sueño del recomendado (entre 7-9 en adultos) notarán una mejora al ganar una hora de sueño, despertando más descansados y teniendo más energía para llevar a cabo su actividad diaria. Lo ideal es ser consciente de ello y aprovechar esta transición para mantener una duración de sueño adecuada con un horario regular.

Si al cabo de unos días persiste desajuste en tu sueño, puede ser necesario tener una valoración médica, ya que el cambio de hora es uno de los factores que puede precipitar insomnio, y el mismo podría llegar a cronificarse.

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