Esta semana llega la ilusión del Sorteo Nacional de Lotería de Navidad, dando el pistoletazo de salida a las Fiestas. Nos preguntamos si el dormir bien es algo que simplemente nos toca, dependiendo del azar y puede considerarse “una lotería”. ¿Ser un buen dormidor depende de tu suerte o existen otros factores en los que podemos influir?
A continuación, te damos respuesta.
Existen una serie de determinantes que nos hacen más vulnerables a dormir mal y a tener trastornos de sueño. Sabemos que a medida que nos hacemos mayores y sobre todo a partir de los 60 años necesitamos menos horas de sueño y que éste se hace más superficial con más despertares durante la noche. También que las mujeres tienen más quejas de sueño y que durante etapas de su vida pueden presentar alteraciones importantes del descanso como durante el embarazo o la menopausia. Otros factores predisponentes y genéticos nos hacen más vulnerables a padecer trastornos de sueño y dormir mal. Por enumerar algunos, existen rasgos de personalidad que generan más riesgo a tener insomnio y factores anatómicos que nos hacen más tendentes a roncar y poder tener apnea del sueño. Algunos trastornos del sueño también tienen alta heredabilidad, es decir, importantes factores genéticos que nos confieren mayor riesgo, como por ejemplo el síndrome de piernas inquietas o ciertos tipos de parasomnia (sonambulismo, terrores nocturnos o despertares confusionales). Por último, nuestro cronotipo, es decir, el ser personas más diurnas o nocturnas, también podría estar determinado genéticamente. También sabemos que el sueño durante la infancia puede marcar en gran medida cómo dormimos en edad adulta.
Por otro lado, tenemos los factores modificables que tienen un rol importantísimo a nivel de cómo es nuestro sueño y sobre los que podemos incidir para tratar de conseguir un sueño reparador. Los horarios de sueño son fundamentales, ya que nuestros ciclos sueño-vigilia se repiten periódicamente. Los horarios irregulares o poco acordes con nuestro cronotipo ya sea por nuestra propia voluntad o por razones sociales/económicas (trabajo a turnos o nocturno), afectarán muy negativamente a nuestro sueño. En otro plano, existen otros reguladores de sueño muy importantes, como son el realizar actividad física regular y el exponerse a luz a ser posible solar en las primeras horas del día. El incorporar estos reguladores de sueño en nuestro día a día pueden ser muy útiles para mejorar nuestra calidad de sueño. El estrés y la ansiedad son circunstancias emocionales que también se relacionan con insomnio y peor calidad de sueño, por ello tratar de mantener una salud emocional fuerte también supone un beneficio para nuestro descanso.
En definitiva, nuestro sueño depende de multitud de factores, algunos “azarosos” determinados por nuestra edad, sexo y genética. A pesar de ello, aunque algunas personas tienen la suerte de dormir bien y otras tienen alguno o varios de los “determinantes” mencionados al inicio, un buen sueño no es una lotería, y siempre hay cambios que pueden ayudarnos a mejorar. Es importante identificar los trastornos de sueño y acudir al especialista. Los trastornos del sueño tienen tratamiento para mejorar o corregir aquello que está impidiendo un correcto descanso.
Recuerda también que cada persona es distinta, por lo que, para poder aplicar bien estos factores modificables, se debe conocer bien todo el contexto individual. En nuestras consultas de CISNe Madrid y CISNe Barcelona contamos con expertas en Medicina del Sueño altamente cualificadas, que pueden evaluarte para ayudarte a mejorar desde ya.
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