La medicina del sueño no está integrada solo por una especialidad médica, sino que existen diversas especialidades que pueden tener contacto con la medicina del sueño. Por todo ello, la coordinación y comunicación entre especialistas es imprescindible para que el paciente obtenga el mejor resultado clínico (Mis médicos no se ponen de acuerdo). Además en múltiples ocasiones, encontramos pacientes complejos, con diversos problemas que precisan un abordaje integral.
CISNe pretende favorecer el trabajo en equipo entre profesionales, contando con expertos de confianza.
Buscaremos la mejor opción para tu caso particular, favoreciendo el contacto y la comunicación entre médicos, de cara a buscar la mejor solución para cada problema.
Existe una relación bidireccional entre trastornos neurológicos y trastornos del sueño. ¿Qué quiere decir esto? Muchas enfermedades neurológicas generan un impacto sobre nuestro sueño y, al revés, muchos trastornos del sueño van a desencadenar o empeorar enfermedades neurológicas. Por ello, la evaluación integral de los pacientes será imprescindible para el buen manejo clínico.
Algunos ejemplos de enfermedades del sueño más relacionadas con la esfera de la neurología son el síndrome de piernas inquietas (SPI), las parasomnias o trastornos de conducta durante el sueño, la epilepsia, hipersomnias tales como la narcolepsia o la hipersomnia idiopática, síndrome de Kleine-Levin entre otras.
Por otro lado, algunas patologías neurológicas que pueden alterar nuestro sueño incluyen cefaleas, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, enfermedades neuromusculares, esclerosis múltiple y patología cerebrovascular.
Algunos trastornos respiratorios ocurren de manera exclusiva durante el sueño, y además, pueden tener consecuencias durante el día y sobre nuestra salud.
Destaca por su elevada prevalencia la apnea obstructiva del sueño (AOS). Se caracteriza por pausas repetidas (apneas) en la respiración del paciente, debidas a un colapso total o parcial en algún punto de la vía aérea. Durante estas apneas, la saturación de oxígeno puede bajar, lo cual es detectado por nuestro cerebro, el cual envía una “señal de alarma”, produciéndose un pequeño despertar o microarousal para recuperar la respiración normal. Los microarousals junto con las desaturaciones repetidas a lo largo de la noche producen mala calidad de sueño, insomnio, somnolencia excesiva durante el día por sueño no reparador, así como un aumento del riesgo vascular, relacionado con ictus e infarto de miocardio. Además, es un factor de riesgo destacado para tener accidentes, laborales o de tráfico (Trastornos del sueño y conducción: ¿podré conducir si tengo apnea del sueño o narcolepsia?).
Por otro lado, no hay que olvidar otros trastornos respiratorios relacionados con el sueño, incluyendo la apnea central del sueño, el ronquido, el síndrome hipoventilación-obesidad entre otros.
Dentro del tratamiento de la apnea obstructiva del sueño, el manejo debe ser multidisciplinar, contando con el otorrino y/o odontólogo en ciertos casos. En otros casos, el tratamiento puede ser un dispositivo CPAP. Dentro de la labor del neumólogo, éste debe asegurarse de indicar la presión óptima a la cual debe usarse la CPAP y asegurar la adaptación del paciente a este tratamiento, algo que en algunas ocasiones puede ser más laborioso («Mi doctor me prescribió una CPAP, pero no duermo nada con ella, ¡no la tolero!»).
La mayor parte de las enfermedades mentales cursan con diversos problemas de sueño, a veces incluso precediendo al debut de la sintomatología psiquiátrica. Por ello, un adecuado diagnóstico a tiempo puede mejorar el pronóstico de estos pacientes. La psiquiatría aborda diversas patologías relacionadas con el estado de ánimo, como la depresión o la ansiedad, así como otros trastornos como trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno obsesivo-compulsivo, trastornos de la conducta alimentaria, etc. Probablemente el trastorno del sueño que con más frecuencia se relaciona con ellos es el insomnio. Siempre que un paciente se presenta en la consulta por insomnio, es imprescindible indagar sobre el estado de su salud mental.
Por otro lado, algunos tratamientos empleados en psiquiatría como pueden ser ansiolíticos de tipo benzodiacepinas o antidepresivos, pueden empeorar o incluso precipitar ciertos trastornos del sueño. (¿Qué se esconde detrás de las benzodiacepinas? tenía insomino y el doctor me prescribió un -zepam, ¿de verdad estoy ayudando a mi sueño o todo lo contrario?)
La neurofisiología es una especialidad médica relacionada con la realización e interpretación de diversas pruebas complementarias entre otros. En el ámbito de la medicina del sueño, los neurofisiólogos pueden encargarse de este cometido, de forma integrada con el resto del equipo médico.
La psicología tiene un papel central en el abordaje de diversos trastornos del sueño. Podemos destacar por su elevada prevalencia el insomnio y los trastornos del ritmo circadiano.
Respecto al insomnio que anteriormente era clasificado como “primario”, el tratamiento de primera línea con mayor evidencia es la terapia cognitivo conductual (TCC). Sin embargo, su uso no puede generalizarse, ya que, detrás de una consulta por “insomnio” puede haber otros trastornos que se manifiestan de esa manera. Por ello, la TCC debe estar prescrita por un experto en el tema, para asegurar que sea el tratamiento idóneo y además debe realizarse un seguimiento de los pacientes que comienzan la TCC para confirmar el éxito de esta. Si en el transcurso de la TCC surgen dificultades o el tratamiento no está resultando 100% efectivo, puede ser el momento de usar “ayudas”, como pueden ser el uso controlado de algunos fármacos. Es importante involucrar a paciente, a psicólogo y a otros profesionales médicos en todo el proceso, coordinando acciones entre ellos. La TCC aplicada al insomnio debe ser realizada por un psicólogo experto en sueño, que conozca muy bien las bases biológicas del insomnio y de los trastornos del ritmo circadiano.
En ciertos casos, pacientes que presentan apnea obstructiva del sueño, pueden beneficiarse de tratamiento con algún dispositivo intraoral, los cuales son realizados a medida y son ajustados en función de las características de cada paciente, trabajo realizado por el odontólogo. Es fundamental que el trabajo del odontólogo se coordine e integre con la del resto del equipo multidisciplinar, como por ejemplo neumología, para realizar un adecuado seguimiento de los pacientes a los que se les prescribe alguno de estos dispositivos.
Otro trastorno del sueño relacionado con la odontología es el bruxismo, en cuyo tratamiento también pueden utilizarse férulas, hechas y ajustadas por estos especialistas. De nuevo será importante conocer los síntomas del paciente y evaluar si el paciente presenta alguna otra comorbilidad, como por ejemplo cefalea, en cuyo caso también deberá integrarse el tratamiento con la opinión de un neurólogo.
En el caso de la apnea obstructiva del sueño, algunos pacientes pueden presentar alguna zona anatómica responsable de la obstrucción de la vía respiratoria, y en este caso, el tratamiento puede ser quirúrgico, tratando y eliminando la obstrucción, de lo cual se encarga el otorrino. Este supuesto se puede dar en adultos, por lo que realizar una valoración por parte del otorrino de la vía aérea es de suma importancia. Sin embargo, este escenario es mucho más frecuente entre la población infantil que padece apnea obstructiva del sueño, ya que la causa más habitual de la misma es la presencia de amígdalas de gran tamaño o vegetaciones, siendo en estos casos el tratamiento quirúrgico.
Existe una relación de tratamientos quirúrgicos que pueden ser efectivos para la corrección de la apnea obstructiva del sueño. Una adecuada valoración del paciente y de sus pruebas será la clave del éxito. La cirugía maxilofacial ofrece un abanico de posibilidades en este sentido.
Multitud de trastornos del sueño se manifiestan desde la infancia, por ello es importante contar con pediatra especializado en trastornos del sueño, por las peculiaridades que muchos de estos tienen entre los niños. Además, algunos trastornos pueden ser difíciles de identificar en esta población o tener un gran impacto sobre su neurodesarrollo. Es habitual que entre los síntomas de estos trastornos se incluyan el mal rendimiento académico (Mal rendimiento académico y trastornos del sueño, ¿conviene investigarlo?).
Desde el punto de vista metabólico, es conocido que el insomnio implica un aumento de riesgo de padecer obesidad e incrementa las posibilidades de sufrir un evento cardiovascular. Otros trastornos del sueño, destacando entre ellos la apnea obstructiva del sueño también. Además, los pacientes con apnea obstructiva del sueño padecen con frecuencia obesidad. En algunos casos, una reducción del índice de masa corporal conlleva una disminución muy significativa en el número de apneas, y en otros tantos casos esta reducción puede implicar la normalización de su patrón de sueño, siendo por ello el tratamiento óptimo. Contar en el equipo con profesionales que puedan evaluar, diagnosticar y tratar los factores de riesgo vascular, así como fomentar planes de adelgazamiento individualizados, mejorarán la calidad de vida de nuestros pacientes y reducirán su mortalidad.
Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de mortalidad en las sociedades modernas. Desde el punto de vista científico es bien conocida la relación entre sueño y riesgo vascular. La falta de sueño y algunos trastornos del sueño aumentan el riesgo de sufrir un ictus o un infarto de miocardio. Desde CISNe promovemos la salud en su vertiende física y psicológica. Una adecuada evaluación del riesgo vascular y su tratamiento, sin duda ayudará a prevenir complicaciones futuras. Existe una colaboración bidireccional entre cardiología y la medicina del sueño, para un mejor resultado clínico de todos nuestros pacientes.
El síndrome de piernas inquietas es un trastorno del sueño sumamente prevalente, siendo hasta seis veces más frecuente en personas que padecen anemia. La anemia por falta de hierro se da con el doble de frecuencia entre mujeres frente a los hombres, debido a la menstruación, embarazo y lactancia, que representan periodos de mayor riesgo de padecerla. Algunas personas padecen enfermedades intestinales que producen una reducción en la absorción intestinal del hierro, como por ejemplo la enfermedad celiaca. Por otro lado, algunos tipos de dieta implican un déficit dietético de hierro, como por ejemplo puede ocurrir en los celiacos. Por todo ello, cuando se detecta un trastorno de sueño relacionado con síndrome de piernas inquietas u otros, una completa evaluación del metabolismo del hierro es obligatoria. Si se demuestra que el paciente tiene déficit de hierro, el primer tratamiento y el más seguro será reponer el hierro suplementándolo.