El síndrome de piernas inquietas (SPI) es un trastorno neurológico que se caracteriza por la aparición de molestias generalmente localizadas en las piernas, que aparecen cuando el paciente está en reposo por ejemplo sentado o tumbado, que se alivian transitoriamente con el movimiento y que además empeoran en la tarde-noche, siguiendo lo que se denomina un ritmo circadiano. Es una de las causas más frecuentes de insomnio o de mala calidad de sueño, ya que las personas que lo padecen a menudo también presentan movimientos periódicos de piernas durante el sueño. Estos movimientos a menudo producen ausencia de fase de sueño profundo junto con sensación de sueño no reparador, y las consecuentes manifestaciones en el funcionamiento diurno.
El SPI está infradiagnosticado desafortunadamente, limitando el acceso de las personas que lo padecen a los tratamientos adecuados. Muchas personas confunden los síntomas del SPI con padecer de mala circulación, por ello, una evaluación médica es imprescindible para el correcto diagnóstico. El SPI tiene un fuerte componente genético, con una heredabilidad de hasta el 50%. Tiene además una estrecha relación con el déficit de hierro, bien sistémico, aunque más específicamente el hierro cerebral. Existe un problema en el transporte de hierro hacia ciertas regiones cerebrales, lo cual da lugar a los síntomas de la enfermedad. Por ello, parte del diagnóstico consiste en investigar cómo se encuentran los depósitos sistémicos de hierro mediante una analítica completa, y en algunas ocasiones, una cuantificación de hierro cerebral mediante ecografía. En cuanto al tratamiento, si existe un déficit de hierro, se pueden recomendar suplementos vía oral o vía intravenosa. De no cumplirse el criterio para indicar reposición del hierro, existen múltiples tratamientos que han demostrado ser seguros y eficaces.