El aprendizaje es uno de los procesos más complejos y fascinantes del desarrollo humano. A lo largo de la infancia, el cerebro experimenta una extraordinaria plasticidad que permite adquirir nuevas habilidades, consolidar conocimientos y desarrollar estrategias de razonamiento, memoria y atención.
Cuando alguno de estos procesos no se desarrolla correctamente, pueden aparecer dificultades específicas de aprendizaje o alteraciones cognitivas que afectan al rendimiento escolar, la autoestima y la adaptación social del niño.
En Clínica CISNE acompañamos a las familias en la evaluación y tratamiento de los trastornos cognitivos y del aprendizaje, combinando el conocimiento clínico con la comprensión emocional del entorno del niño.
La cognición engloba todas las funciones mentales implicadas en pensar, razonar, recordar, planificar y resolver problemas.
Estas funciones se organizan en varios dominios:
Atención: capacidad para concentrarse y mantener el foco en una tarea.
Memoria: almacenamiento y recuperación de la información.
Lenguaje: comprensión y expresión verbal.
Funciones ejecutivas: planificación, control de impulsos, flexibilidad cognitiva.
Percepción y procesamiento visual-espacial: interpretación de formas, tamaños, direcciones.
Una alteración en cualquiera de estas áreas puede interferir con el aprendizaje escolar y la adquisición de nuevas habilidades.
Los trastornos específicos del aprendizaje (TEA) —no confundir con el trastorno del espectro autista— son alteraciones del neurodesarrollo que afectan de manera significativa a una o varias áreas del aprendizaje, sin que exista un déficit intelectual, sensorial o emocional que los explique.
Entre los más frecuentes se encuentran:
Dislexia
Dificultad para identificar y manipular los sonidos del lenguaje, lo que genera errores de lectura, lentitud y frustración.
A menudo se asocia con problemas de ortografía o comprensión lectora.
Discalculia
Trastorno del aprendizaje matemático que afecta la comprensión de los números, los símbolos y las operaciones básicas.
Puede acompañarse de ansiedad ante las tareas matemáticas.
Disgrafía y dispraxia
Dificultades en la escritura o la coordinación motora fina.
Los niños pueden tener letra ilegible, lentitud al escribir o problemas para copiar de la pizarra.
Trastornos de la comprensión y expresión del lenguaje
Afectan la capacidad de entender instrucciones, expresarse con claridad o mantener conversaciones.
Suelen detectarse en los primeros años de escolarización y requieren intervención logopédica precoz.
Algunas manifestaciones que pueden indicar una dificultad cognitiva o de aprendizaje son:
Retraso en la adquisición del lenguaje o del habla.
Dificultad para aprender letras, números o seguir secuencias.
Problemas para mantener la atención o recordar lo aprendido.
Lentitud en las tareas escolares o evitación del trabajo académico.
Desmotivación, ansiedad o baja autoestima escolar.
Detectar estas señales a tiempo es esencial para intervenir de manera eficaz y evitar que las dificultades impacten en el bienestar emocional del niño.