El sueño es una de las piedras angulares del desarrollo infantil: no solo permite el descanso físico, sino que también favorece la maduración cerebral, la consolidación de la memoria, la regulación emocional y el rendimiento escolar. Cuando el sueño se altera, pueden aparecer problemas que impactan profundamente en el bienestar del niño y en la dinámica familiar.
Los trastornos del sueño en niños abarcan un conjunto diverso de condiciones que pueden manifestarse como dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes, somnolencia excesiva diurna, respiración alterada durante la noche o conductas anómalas mientras duermen (parasomnias). En mucho de estos casos la presencia de estas alteraciones requieren evaluación especializada.
Se estima que más del 25 % de los niños presenta algún trastorno de sueño clínicamente relevante en algún momento de su infancia.
Algunos indicios que pueden sugerir un trastorno del sueño son:
Ronquido frecuente, pausas respiratorias o respiración alterada durante la noche.
Despertares nocturnos repetidos o agitados.
Somnolencia o fatiga diurna, alteraciones del ánimo, irritabilidad.
Dificultades de atención, memoria o aprendizaje, bajo rendimiento escolar.
Problemas de conducta que imitan hiperactividad o impulsividad.
Dolor de cabeza matutino, sudoración nocturna o mojar la cama (en algunos casos).
En niños con trastornos neurológicos (como epilepsia, trastornos del espectro autista o TDAH), cualquier cambio en el sueño debe valorarse con atención, ya que puede exacerbar los síntomas o confundirse con ellos.
Algunas de las condiciones más habituales que atendemos son:
Trastornos respiratorios del sueño
La apnea obstructiva infantil ocurre cuando las vías aéreas superiores se estrechan o se obstruyen repetidamente durante el sueño. Esto interrumpe de forma parcial o completa la respiración. En niños, los signos más frecuentes no siempre son somnolencia, sino manifestaciones de comportamiento (hiperactividad, problemas de atención) o bajo crecimiento.
Insomnio infantil y problemas conductuales del sueño
Muchos casos se relacionan con hábitos inadecuados, higiene del sueño deficiente o inducidos por los padres. En la infancia, el insomnio puede manifestarse por dificultad para iniciar el sueño, múltiples despertares nocturnos o despertarse muy temprano.
Parasomnias / Trastornos de conducta durante el sueño
Se incluyen fenómenos como terrores nocturnos, sonambulismo o despertares confusionales, son trastornos del sueño que característicamente comienzan en la infancia. Cuando son frecuentes o intensos o provocan mala calidad de sueño, son motivo por el que se debe consultar.
Movimientos involuntarios durante el sueño: en este apartado se incluyen diversos trastornos, desde la presencia de movimientos rítmicos (meceo de cabeza, balanceo corporal), hasta la presenta de movimientos repetidos de las piernas durante el sueño, o el síndrome de piernas inquietas, que puede aparecer también desde la primera infancia.
Trastornos del ritmo circadiano
Alteraciones del reloj biológico (por ejemplo, retraso de fase) que dificultan dormir temprano y despertar a la hora deseada. Estas alteraciones pueden confundirse con insomnio o problemas de atención si no se investigan. Cuenta con tratamientos sumamente efectivos.
Hipersomnias y otros trastornos del despertar
En algunas ocasiones, los niños pueden presentar somnolencia diurna excesiva y otros trastornos neurológicos, aunque éstos son menos frecuentes en población infantil.
La interrupción crónica del sueño en la infancia puede tener consecuencias importantes:
Deterioro cognitivo en atención, memoria y funciones ejecutivas.
Empeoramiento del rendimiento académico.
Alteraciones emocionales, irritabilidad, baja tolerancia a la frustración.
En casos de epilepsia, trastorno del espectro autista o TDAH, el sueño deficiente puede intensificar las crisis, los síntomas conductuales o el déficit atencional.
La valoración especializada de los trastornos del sueño en niños incluye:
Historia clínica completa y entrevista clínica: hábitos, rutinas, síntomas nocturnos y diurnos.
Cuestionarios estandarizados y diarios de sueño.
Estudios del sueño: polisomnografía, actigrafía o estudios respiratorios nocturnos en casos indicados.
Otras evaluaciones complementarias: evaluación otorrinolaringológica, estudios neuropsicológicos, o pruebas de imagen.
Nuestro enfoque es integral y personalizado. Sabemos que contar con un diagnóstico certero será la clave para que las medidas terapéuticas logren su finalidad.
El objetivo no es simplemente dormir más, sino lograr un sueño de calidad que favorezca el desarrollo físico, cognitivo y emocional del niño, y que alivie el impacto familiar.
Si observas que el sueño de tu hijo presenta alteraciones como alguna de las descritas previamente —como ronquidos frecuentes, pausas respiratorias, despertares múltiples, somnolencia diurna, cambios en el comportamiento o empeoramiento en el rendimiento escolar—, no lo ignores. En Clínica Cisne contamos con profesionales especializados en neuropediatría del sueño, tecnología diagnóstica avanzada y un enfoque terapéutico integral. Te orientamos, evaluamos y acompañamos para que tu hijo recupere un descanso reparador.